Complementando
la crónica anterior del concierto de Sonny Rollins en Barcelona, dejamos aquí
una parte del artículo publicado por Miquel Jurado en el diario El País tras
entrevistar a Rollins horas antes del concierto.
"...Se
le nota cansado pero una vez que comienza a hablar de música su semblante
cambia de forma casi radical y su mirada se ilumina. “Actualmente es muy
difícil tocar jazz porque hay muchos músicos que han alcanzado un nivel técnico
extraordinario”, comenta el saxofonista neoyorkino, que sonríe malicioso ante
la insinuación de que hay un exceso de técnica en el jazz actual. “Quizás, pero
no quería decirlo en ese sentido. Me refería a que el jazz está compitiendo
cada vez más con determinados tipos de música como la world o el hip hop que no existían cuando yo comencé. El jazz vive
un momento crítico pero creo que, en el fondo, el hip hop y todas esas cosas
son parte del jazz, están bajo el mismo paraguas”.
El
exceso de música en el ambiente provocado por las nuevas tecnologías no parece
preocuparle. “Es inevitable, están ahí. Cada vez hay nuevas formas de hacer
llegar la música al público y está bien. No soy una persona muy tecnológica,
más bien soy un primitivo. Si la música tiene suficiente fuerza siempre
sobrevivirá. El hip hop, por ejemplo, hay bueno y malo, como el jazz”. La
repetición del ejemplo provoca la pregunta: ¿Le gusta el hip hop? “Lo escucho y
veo que es muy similar a todo lo que he ido haciendo a lo largo de mi vida:
gente más joven que expresa situaciones actuales. Siempre han existido artistas
así, es un poco más de lo mismo. Nada nunca cambia, sólo toma formas diferentes”.
A
sus 82 años, Sonny Rollins sigue en la carretera con una media de treinta
conciertos anuales. “No me cansan los viajes, es mi vida; siempre viajando”. El
que sí ha ido cambiando, lógicamente, es el público. “A mis conciertos, sobre todo en Japón acude
mucha gente joven pero a los jóvenes no les gusta ir a los mismos lugares que
sus padres y eso les corta. Sucede igual que cuando los blancos comenzaron a ir
a los conciertos de jazz, entonces los negros dejaron de ir. Siempre es así, ¡hay
tantas zonas malas en la naturaleza humana!”.
En
la conversación aparece, lógicamente el nombre de Barack Obama que hace poco
tiempo le otorgó la Medalla Nacional de las Artes norteamericana. “Clinton
sabía más de jazz porque tocaba un instrumento; Obama no toca ninguno pero
escucha mucha música. Políticamente, para mí Obama no es perfecto pero…La
política está tan degradada que intento no interesarme en ella, antes lo hacía
pero ahora lo que más me interesa es el sentido de la vida, la política ha
perdido importancia. Estamos aquí por un tiempo corto y es importante descubrir
por qué, cuál es la razón. Tengo claro que no estoy aquí para ir al cine o
tomarme un helado, estoy comenzando a comprenderlo. La música forma parte de
esta comprensión de la vida pero esa comprensión no forma parte de la música. Yo
vivo cada día y la música es lo que hago para vivir. Con la música pretendo que
el oyente se sienta mejor consigo mismo y con lo que le rodea, que comprenda
que hay cosas mejores en el mundo que la política”.
Sonny
Rollins recuerda muchos nombres de compañeros que ya no están entre nosotros. “Charlie
Parker o Clifford Brown eran muy jóvenes cuando murieron pero aportaron
muchísimo al mundo del jazz, Yo tengo la suerte de seguir vivo y no me
atrevería a decir en qué se equivocaron. La idea de vida no es vivir lo más
posible sino contribuir lo más posible a la vida de los demás”.
Sonny
Rollins afirma no saber todavía lo que tocará esta noche. “Llevamos diez temas
en el repertorio y justo antes de salir escojo lo que tocaremos y el orden.
Cada concierto es diferente”. Pero siempre suele concluir a los ritmos
caribeños de Don´t stop the carnaval. Sonríe. “Procuro evitar ese tema porque
lo toco demasiado a menudo pero…”. En los últimos años prácticamente todos los
premiso importantes del mundo del jazz han recaído sobre su persona. “Cuando
los recibo me siento muy humilde y un poco avergonzado. Coleman Hawkins, Lester
Young,…ninguno de los grandes, de los que yo he aprendido, recibieron ningún
premio. Cuando los recojo me veo extraño y siempre que me dejan hablar digo que
los acepto en nombre de los grandes músicos de jazz de los que aprendí”.
Su
mánager da por concluido el encuentro alegando el cansancio del saxofonista,
pero da la impresión de que a Sonny Rollins no le cansa comunicarse con la
palabra o con la música, “Sigo disfrutando al tocar música”, añade antes de la
despedida. “Si no diera conciertos estaría tocando en mi salón. Disfruto mucho
del directo, de la interacción con el público, del deseo de hacerlo muy bien,
en el fondo se trata de eso”.