lunes, 23 de julio de 2012

Steve Harris se lanza en solitario

El próximo 24 de septiembre saldrá el primer album en solitario de Steve Harris, bajista y compositor de Iron Maiden, con diversas influencias como Rush, Led Zeppelin o Journey, según cita el mismo Harris, separándose del estilo metálico de la banda del bajista.

El disco se titulará "British lion" y contendrá diez temas. Se rumorea que tendrá partes que se acercan mucho al progresivo, contando con la colaboración del cantante Richard Taylor y del guitarrista David Hawkins, auque todavía se desconoce la formación completa.

La verdad es que el talento de este músico, más allá de las poses metálicas, ha ido quedando demostrado disco tras disco, notándose bastante la progresión a través de las composiciones de las que abastece a Iron Maiden, a pesar de estar encorsetado en la estructura heavymetálica del grupo. Muchos son los indicios que a los largo de los años hemos podido percibir de la fiera compositiva que dormía en el interior de Harris. Esperemos que toda esa energía haya sido bien encauzada y no se trate tan sólo de un proyecto comercial más de los que saturan el mercado, salidos de componentes de grandes bandas que inician su carrera en solitario con un primer y único disco. Tienes nuestro voto de confianza Steve. A ver qué haces¡

martes, 17 de julio de 2012

Muere Jon Lord

Si preguntaramos a la gente por la calle el nombre de un teclista del rock que recuerden supongo que a una inmensa mayoría se le vendría a la cabeza el nombre de Jon Lord. Supongo que eso resume fácilmente lo que significa ser una estrella inigualable en cualquiera de las artes, entre ellas la música. Toda palabra se me antoja, pues, insuficiente para despedir al señor del Hammond por excelencia. Desgraciadamente, Jon Lord falleció ayer, 16 de julio, debido a una embolia pulmonar.

El músico ya anunció el verano pasado que estaba afectado por un cáncer “Me gustaría hacer saber a todos mis amigos, seguidores, fans y colegas de travesía que estoy luchando contra un cáncer y que, consecuentemente, estaré un tiempo fuera de los escenarios para seguir el tratamiento y curarme. Por supuesto seguiré escribiendo música –en mi caso esto ha de formar parte de la terapia sí o sí- y espero confiado poder regresar en buena forma el año que viene”. Desgraciadamente no ha sido así, golpeando fuertemente a la familia del rock.

Y es que la huella de Jon Lord es mucho más profunda de lo que puede pensarse. Auténtico valuarte del teclado en un estilo de música dominado por las guitarras supo personalizar de tal manera su instrumento que alcanzó una categoría independiente incluso a la sombra de un músico tan controvertido como Ritchie Blackmore.

Porque la carrera de Jon Lord está marcada por su paso y sus composiciones en Deep Purple. Aunque más bien habría que decir que, si Jon Lord no se hubiese incorporado a aquellos Roundabout (anterior nombre de la banda) puede que Deep Purple no hubiese sido lo mismo. Y por si fuera poco, interrumpida la carrera de Deep Purple a mediados de los 70 (recordemos que los purple estuvieron separados entre 1976 y 1984) se unió a otro mítico grupo, Whitesnake, con el que grabó maravillosos álbumes con un estilo que cohesionaba perfectamente su destreza a las teclas y el rock´n´roll blues del grupo de Coverdale y que le vino como anillo al dedo. Junto a estas dos bandas, el teclista de Leicester también tuvo una espléndida ruta en solitario además de participaciones en otras bandas de menor calado.

Seguro que en ese extraño lugar en el que todos los músicos de rock descansan eternamente te estarán esperando tu amigo Cozy,  Bon, Ronnie, Rory y tantos otros para disfrutar de una gran jam session en tu honor. Adiós Jon, fuiste un auténtico Lord de los teclados.

sábado, 14 de julio de 2012

Chucho toca para Bebo

No podía ser otro el titular del concierto que anoche pudimos disfrutar en “Portón del Jazz”,  festival que organiza el municipio de Alhaurín de la Torre (Málaga). Sin duda uno de los mejores espectáculos que pueden verse por el territorio nacional en estos últimos años: un nuevo concierto de Chucho Valdés. Da igual el formato de la banda, Chucho siempre sorprende con el mágico paseo de sus dedos por el teclado, con la variedad de sus adaptaciones, la improvisación en conexión directa con el sentir del público y, sobre todo, un carisma y una simpatía al alcance de muy pocos. Si a todo esto unimos que anoche hubo un espectador de excepción en primera fila, su padre, el inigualable Bebo Valdés, pronto comprenderán que los que no estuvieron allí perdieron una oportunidad única de participar en el “trance” musical y emocional que la banda de Chucho creó en el recinto alhaurino.

 Ya antes de la entrada de los músicos la expectación por ver con que sorprendería el músico cubano/malagueño (recordemos que recientemente ha sido propuesto como hijo adoptivo de la provincia de Málaga por la diputación provincial) se palpaba en el ambiente. Las miradas entre los presentes decían “esta noche vamos a disfrutar” y ninguno podía prever que la primera sorpresa se produciría antes de lo previsto.

Minutos antes de las once de la noche, caminando con dificultad con el apoyo de dos personas, hacía su aparición en la primera fila del auditorio el gran Valdés, pero no el que todos estaban esperando sino el papá, el grandísimo y legendario Bebo Valdés. Los espectadores del lado izquierdo de la grada ya lo adelantaron con algunos gritos de exclamación y sorpresa “mirad, está Bebo…” y conforme su figura se iba adivinando al pie de escenario la ovación empezó a ser tan tremenda que ni siquiera pudo llegar a su asiento. Visiblemente emocionado por tan cálido acogimiento se deshizo en devolver tanto cariño con reverencias y muestras de agrado. Los aplausos continuaron mientras  su lento caminar lo llevó hasta el asiento que tenía asignado. El público ya estaba contagiado de una efervescencia colectiva, de un bonus track emocional que no estaba previsto. Había visos de una gran noche. Y la banda no se hizo esperar, los cinco músicos aparecían en el escenario inyectados de alegría por ese público que ya estaba rendido a la emoción y anhelante de buena música. En este caso la formación era un quinteto formado por Chucho Valdés al piano, Lázaro Rivero Alarcón al contrabajo y bajo eléctrico, Juan Carlos Rojas Castro a la batería, Yaroldy Abreu Robles y Dreiser Durruthy Bombalé a las percusiones.

Como saben, a Chucho no le hace falta mucha preparación para empezar a tocar en cuanto se sienta cerca del piano así que no se hizo esperar y arrancó el repertorio lleno de swing con un Tributo a Duke ellington  extendiendo su manto jazzístico sobre composiciones de los más diversos estilos, desde el célebre bolero “Bésame mucho“  hasta “Sheherezade” de Rimsky Korssakoff, pasando por “Malagueña”.

Al de Cuba le faltaron las pantuflas para sentirse como en una fiesta privada entre familia y amigos. Tan entrañable como siempre iba adentrándose en la noche con sus temas que parecían salpicados de capricho y se le notaba cada vez más a gusto. El público lo notaba y por ello cada uno de los espectadores se sentía especial por poder estar allí. Definitivamente la cercanía de este músico contrasta con la estantería que tiene en casa llena de premios Grammy. Pero, por si no lo saben todavía, Chucho es único. Aparte de una nueva exhibición del maestro Valdés -una más pero nunca dejamos de quedarnos con la boca abierta como si fuera la primera vez- es destacable el especial estado de gracia del batería Juan Carlos Rojas, aunque los cinco estuvieron muy bien porque se notaba que se lo estaban pasando genial en el escenario y, ya se sabe que cuando los músicos de jazz disfrutan tocando surgen momentos inolvidables.

El bajista alternaba el contrabajo con el bajo eléctrico según los temas haciendo gala de una exquisita técnica y los percusionistas volvían locos a la grada calentando más si cabe cada instante. No podemos dejar de mencionar los cantos caribeños de los que todos participaban que el público agradeció como guindas de pastel.

El momento más emotivo de la noche fue cuando Chucho anunció que el siguiente tema iba dedicado a su padre, Bebo Valdés; un tema compuesto en homenaje, según la explicación del propio Chucho, a la madre de Bebo, que es su abuela, Caridad Amaro. La locura colectiva no tardó en transformarse de nuevo en aplausos que Bebo hizo suyos con ese gran corazón que tiene dentro del pecho, visiblemente emocionado por la ovación de los malagueños.

En definitiva una gran noche de música a la que no le faltó nada, en un entorno estupendo, con una temperatura idónea para una velada de concierto. Esperemos que se repita lo más pronto posible.