Mañana, día 07
de mayo, saldrá a la venta el nuevo disco de Chucho Valdés & the afro-cuban
messengers, “Border-free”, que será presentado esta noche en París en un evento
que promete sorpresas de las que no podemos hablar pero que aseguramos harán que merezca la pena el precio de la entrada.
Este nuevo
trabajo supone un gran paso hacia adelante desde su anterior "Chucho’s steps" (valga
el juego de palabras) en su andadura con los afro-cuban messengers. El disco,
como puede suponerse por aquéllos que sepan en que terrenos nos movemos, es
mucho más que jazz. Compositivamente hablando, es tan rico y tan variado, que
hablar de fusión es decir poco.
Desde la primera
escucha, lo que tenemos muy claro es que sigue siendo un disco de Chucho Valdés.
El protagonismo de su instrumento a lo largo de todo el cd es patente. Sus intervenciones
e improvisaciones dominan la mayor parte de la obra. Desde el primer corte, “Congadanza”,
en que el tema desaparece en sus manos explorando su inagotable mundo
improvisatorio, apareciendo fugazmente para volver a esconderse, dejando paso
al talento creador del pianista y, sólo al final, se reconduce por la senda
grupal dejando que toda la banda dé cuerpo al tema para terminar en alto.
Pero, ojo, el
concepto del disco va mucho más allá del instrumento del líder de esta banda,
porque lo que más sorprende es el mestizaje de los temas, impregnados de
continuas influencias y ecos de muchas músicas. El jazz o el latin jazz se
quedan pequeños en esta entrega de derroche compositivo que nos ha dejado con la boca abierta. El engranaje de
todas las piezas, de todas las influencias, está fuera de toda categoría.
Dentro de esta
variedad encontramos temas más convencionales y melódicos como “Caridad Amaro”, cuya melodía nos
hace creer que estamos escuchando un standard
de los que se han versionado desde hace años, donde Chucho, acompañado esta vez
por un maravilloso sonido de contrabajo, se recrea en su composición (este tema
era interpretado por el propio Chucho Valdés en la película Calle 54 y además
hemos podido disfrutarlo en directo en algunas ocasiones); o “Pilar”,
con una primera parte en la que el piano, acompañado por ese maravilloso sonido
que produce el arco sobre las cuerda del contrabajo, nos ofrece el momento más lírico
y romántico del disco.
Estos contrastan
con otros temas mucho más movidos y misceláneos: “Tabú” es una canción de
esas que impregnan de personalidad a este disco. Los vientos empiezan templando
el tema para luego revelarse comenzando con el solo de trompeta de Reinaldo Melián Alvarez que da paso a
la intervención de Branford Marsalis con el saxo tenor, que ha quedado
registrado en esta grabación con un sonido muy cálido; después, el piano
empieza su alegato hasta diluirse y las percusiones se quedan solas,
manteniendo la tensión del tema hasta que los vientos, trompeta y saxo, comienzan
a recuperarse apareciendo aquí y allá, poco a poco incrementando su presencia,
hasta que la banda vuelve a llenarlo todo con su sonido. Una ejecución
magistral de esta versión de Chucho Valdés del único tema que no ha compuesto
él mismo (es una composición de Margarita Lecuona).
Pero, sin duda
el tema más llamativo, por su composición original y su ejecución, es “Afro-comanche”.
Aquí nos sorprende Chucho con ecos indio-comanches fusionándose con el ritmo
jazzístico y latino. La creación del músico cubano es impresionante.
El origen de
este tema fue, según explicó el propio Chucho Valdés, rendir homenaje a un
episodio casi desconocido de la historia de Cuba. A finales del siglo XIX, 700
indios comanches fueron deportados de Estados Unidos a Cuba. Al instalarse allí
se mezclaron con los afrocubanos y tuvieron descendencia. Estos descendientes fueron
llamados afrocomanches.
Seguro que, en
directo, este tema es de los que más vamos a disfrutar. Cuando se oye por
primera vez sorprende a cada instante guiándonos con los ojos vendados por el
serpenteante mundo creativo de Chucho Valdés. Cuando, hacia la mitad del tema,
toman protagonismo los coros caribeños acompañados de percusión, esos cánticos
nos trasladan hacia otras tierras con esa pizquita de magia que salpica los
bailes autóctonos de la zona. Y al acabar el tema estamos convencidos de que no
hemos escuchado nada igual en mucho tiempo. Todo ello sin abandonar la
pulsación tremendamente rítmica que el pianista cubano impone a sus
composiciones.
Mención aparte
merece también el tema “Bebo”, dedicado a su padre, Bebo
Valdés (fallecido recientemente en Suecia, a los 94 años) que, aunque
desafortunadamente parece incluido como homenaje póstumo al que fue padre,
maestro y mucho más de Chucho, ha sido, sin embargo, compuesto en vida todavía del genial
pianista, que residió casi hasta sus últimos momentos en España.
Y el disco acaba
con otro tema bastante curioso, “Abdel”, con presencia de sonidos
árabes donde sorprende encontrar, esta vez al soprano, a Branford Marsalis en quizá
la mejor de sus intervenciones en este
disco.
Estos temas
junto con “Santa Cruz”, éste último también bastante original, con dejes
de las tierras del sur de España, completan la lista de canciones, todos temas
largos de los que nos gustan a los aficionados, de un trabajo imprescindible
para los amantes de estas músicas que no disgustará a los aficionados al jazz
en general. Absténganse de la escucha puristas y etiquetadores, sólo déjense
llevar por la música y disfruten.
CHUCHO VALDÉS & THE AFRO-CUBAN MESSENGERS
"Border-free"
Año: 2013
Temas:
1. Congadanza
2. Caridad Amaro
3. Tabú
4. Bebo
5. Afro-comanche
6. Pilar
7. Santa Cruz
8. Abdel
Formación:
Chucho Valdés: piano
Reinaldo Melián Alvárez: trumpet
Dreiser Durruthy Bombalé: batás, lead vocals
Rodney Barreto Illarza: drums, vocals
Angel Gastón Joya Perellada: double bass, vocals
Yaroldy Abreu Robles: percussion, vocals
and
Branford Marsalis: tenor sax on "Tabú" & "Bebo"; soprano sax on "Abdel"
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